martes, 7 de abril de 2015

POR Y PARA LOS NIÑOS, POR Y PARA EL FUTURO

¿Os dais cuenta de que casi siempre nos fijamos en lo negativo de lo que hacen los niños? 

Si, por supuesto que es para corregirlo, para que lo hagan bien: ¡no lances así, lanza con el brazo más extendido!. ¡No hagas el trazo así, que te saldrá torcido!. ¡No te subas ahí que está muy alto y te vas a caer!
Con estos mensajes siempre les estamos diciendo que lo que hacen no está bien y que, el hecho de que no les salga “perfecto”, o como nosotros queremos, está mal. Y ellos lo hacen con todo su empeño y con toda su alma. Y en realidad, ¡SÍ lo están haciendo bien!, aunque sea mejorable, pero lo están haciendo bien, porque SON LA MEJOR VERSIÓN DE SÍ MISMOS, y eso ya está muy bien. Y además,  deben saberlo. De otra forma, lo que les hacemos saber y ellos aprenden, es que cada cosa que hacen no está bien porque se puede hacer mejor. Así su sensación será que no hacen nada bien casi nunca. Menuda frustración, menuda destrucción de ese YO interno que quiere crecer.
Debemos cambiar el MENSAJE para que sea GENERADOR, porque además de construir su aprendizaje, construimos su motivación, su autoestima, su autoconcepto... 
Pero esto no queda aquí, porque con los mensajes o focalización negativa les enseñamos a pensar, a expresarse, a ver las cosas y a exteriorizarlas de forma negativa, tal y como las han visto, oído y sentido toda su vida.


Y además, ¿por qué siempre estamos focalizando su atención sobre las tareas que realizan y no sobre lo que sienten haciéndolas? ¿No es cierto que a todos nos mueve lo que sentimos haciendo lo que hacemos?. No nos importa si cocinamos bien o mal cuando realmente nos gusta hacerlo. No nos importa si no somos grandes escaladores si disfrutamos subiendo una pared. Pero a ellos les decimos que hacen algo mal y que lo hagan mejor, no que disfruten de ello, que SIENTAN la satisfacción y la EMOCIÓN de hacerlo. Y eso es lo que les guiará por el camino correcto el resto de sus vidas, el sentimiento, la emoción. Quizá utilicen alguna vez las ecuaciones, o las raíces cuadradas, o analicen sintácticamente un texto, o hagan dibujo lineal, sí, quizá, pero lo que si harán seguro cada día y en cada situación el resto de sus vidas, es sentir, gestionar emociones, y guiarse por ellas. Porque todos sentimos cada día: satisfacción, vergüenza (corte), ira (cabreo), alergría, tristeza… Por lo tanto, el hecho de identificar qué sienten, cuándo, dónde y para qué, cobra una importancia extrema en el desarrollo de todas y cada una de las facetas de su vida. 


Focaliza tu atención y su atención sobre lo positivo de las tareas que realiza, y después, si quieres, dile que se puede hacer de otra forma, y que pruebe, pero no le compares con otro, ni con él mismo, que pruebe y que disfrute con sus aciertos y sus “fallos”. Porque recuerda que no son fallos, es la mejor versión de sí mismo hoy, y la peor de lo que será mañana.

¡Buen lanzamiento!, ¡Venga, ahora con el brazo más extendido!. ¡Buen dibujo, ahora haz así el trazo a ver si te gusta más!. ¡Sube y diviértete, y agárrate fuerte para estar seguro!. 
Proporciónale herramientas.


Y que sienta, y que identifique qué siente y para qué le sirve ese sentimiento. Siempre está aprendiendo de los demás, está en su naturaleza aprender por observación e imitación, así que invítale a explorar dentro de sí, para que se conozca y para que aprenda de sí mismo, porque dentro de sí, están sus sentimientos y sus emociones.
Sentimientos de éxito o de fracaso, de malestar o de bienestar, de infelicidad o de felicidad