lunes, 1 de agosto de 2016

EL VERANO ES PARA DISF..., UPS!, ¡EDUCAR!

Un profesor observa curioso a una familia que está jugando en la arena de la playa. Un papá, una mamá y un niño. El papá se percata de que esa persona está observando y, ligeramente preocupado, se acerca a hablar con él.

Papá: Disculpe, llevo un buen rato percibiendo que nos está observando mientras sonríe. ¿nos conocemos de algo? ¿hay algún problema?.

Profesor: Buenos días. No, no nos conocemos, y por supuesto tampoco hay ningún problema. Soy profesor y estaba observando cómo juegan a las palas.

Papá: ¿Y?

Profesor: Que el verano es para educar.

Papá: ¡Disculpe! ¿Qué?, ¿¡¡que el verano es para educar!!?. 

¡¡Dónde hemos llegado!!. 

Bastante tienen mis hijos con el horario que les imponen en el colegio, con estar sentados horas y horas haciendo tareas, supuestamente para "aprender", pero desconectadas de la practicidad y, lo que es peor, de la diversión. Bastante tienen con los deberes que "TIENEN que hacer sí o sí" para repetir lo que no han aprendido eficientemente en el colegio, lo cual también es ineficiente. 

¡¡Ah si!!, y además, bastante tienen con ir a clases particulares para reforzar aquello que ni han asimilado en el cole, ni con los deberes, y que tampoco harán en estas clases. 

Lo que sí harán es aborrecer aquello que les obligan a repetir porque no les gusta y, por cierto, que tampoco se hace mucho para que les guste, ocupando un precioso tiempo que podrían aprovechar para hacer lo que realmente les apasiona, con lo que disfrutan, potenciando sus cualidades innatas, motivados, animados, llenos de energía, lo cual facilitaría que aprendieran también esas otras áreas que les gustan menos, pero con otro sistema -enseñanza libre, respetuosa, proyectos,...- con cualquier otro sistema, menos así por favor [reitera el padre].

Y, además de esto, ¿que también el verano es para educar?

¡¡No, no y no, de eso nada!!. 

Y no me va a convencer ningún psicopedagogo, psicólogo, educador o profesor como usted, ni nada que se le asemeje. ¡¡El niño tiene que disfrutar, hacer lo que le gusta, divertirse y punto!! 

Que él haga actividades que le gusten y además facilitarle lo que necesite para que lo haga. Y no hablo de dinero o juguetes que cuesten cientos de euros, y menos aún de aparatos electrónicos. Me refiero a materiales que necesite para hacer lo que desea, al entorno adecuado, a la motivación para hacerlo con entusiasmo y al apoyo para realizarlo.

También proponerle diferentes actividades, como aprender un nuevo deporte (surf, patinar, ping pong,...) destreza (boomerang, djembé...) actividad (excursión, camping, explorar la zona,...) puf, hay cientos, y que él elija el que más se adecue a sus gustos y cualidades innatas. 

Además, en este camino, tanto si lo propone él como si lo propongo yo y él lo acepta, surgen los aprendizajes, las cuestiones que es necesario resolver, las destrezas que aprenden y practican, todo un mundo de conocimiento que se abre frente a una sola actividad y, además, jugando, divirtiéndose, disfrutando de verdad y compartiendo (uff, otro aprendizaje) en familia, aprendiendo valores de verdad, gestionando situaciones, emociones,... 

¡Se entera!, ¡a ver si aprenden de una vez a enseñar y a que ellos aprendan!.

Y además, esta forma de enseñanza no debería ser solo en verano, debería de ser todo el año. ¿no se dan cuenta de que los niños aprenden más y están más felices?

Profesor: Exacto. Mi enhorabuena. Buenos días.
[y el profesor se levantó y se fue con una gran gran sonrisa]