viernes, 23 de septiembre de 2016

Y llegó el día

Y llegó el día en que gritó el niño interior.
Cansado de verbos envenenados de pasado,
de adjetivos desprovistos de expectativas de futuro,
de pronombres aludiendo a quien no es, ni será, ni querrá ser.
Cansado sin saberlo aún, pero sintiéndolo siempre.
Empapado del sabor de la alianza interior en la que no participó,
que no fue suya, pero se le fue impuesta.
Y ahora, sí, ahora gritó para poder comenzar a ser.
Ser quien siente que es sin saberlo,
ser quien sabe que es sin haberlo visto,
viendo quién puede ser sin haberlo sido.
Comenzando el camino del que fue privado,
sin haberlo conocido, ni proporcionado, ni mostrado.
Y si alguien leyera esto desde un pasado no comenzado,
que proporcione a los nuevos niños el camino de su ser,
aportando solamente la sabiduría que encaje en su andadura,
y las emociones que pida su corazón.

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